Descubrí mi pasión por las personas mayores hace algunos años, cuando mientras me sacaba los estudios de diseñadora gráfica, me ofrecieron cuidar de mi querida Amelia, una mujer de 90 años con demencia, que necesitaba cuidados las 24 horas del día.
Gracias a ella, y tras cinco años de cariño mutuo, lo que iba a ser un trabajo para pagarme los estudios, terminó siendo en realidad una vocación que siempre he intentado compaginar con mi otra pasión, que es el diseño.
Hoy a mis 29 años, pongo en marcha este proyecto para ofrecer lo mejor de mí y cuidar de aquellos que lo necesitan.